El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas.

sábado, 14 de junio de 2014

15 M

 

Un sueño, un deseo, muchas ganas de estar, de ser, no " en diferido "

Sol y otras plazas de España " estallaron ", se llenaron de gente joven y no tan joven, con muchas ganas de cambiar ¡ muchas cosas ! Que nos estaban pasando.

Y se instalaron, hicieron una ciudad dentro de otra, de la plaza, ¡ " la tomaron " !

Se realizo el diseño de lo que querían, por que lo necesitábamos, para crear un mundo nuevo y diferente, más justo, más solidario , más humano.

Todo fue ilusión, trabajo, reflexión, y el nacimiento de grupos, que ahora inician un asalto al poder desde el sistema que el poder domina, y no les gusta, le atacan, y no aceptan. Pero saben que ya nada va a ser igual, y tienen miedo de perder los privilegios ganados a base de muchas mentiras, de mucho miedo creado. ¡ Han perdido !

El sueño empieza ¡¡¡ YA !!!

 

sábado, 7 de junio de 2014

La República

He leído en El País a Manuel Rivas y no he podido dejar pasar la oportunidad de exponer aquí su artículo. Yo no voy a decir más. A mi me emociona. Lean,

Res publica

Si hay una palabra maltratada en la historia de España es la de república. Es una palabra que, dicha aquí, nunca suena a abstracción. Forma parte de la naturaleza. Nombra a un ser concreto, que siempre se escribe con mayúscula: la República. Sí, hay muchas repúblicas, pero república, lo que se dice república, es la República. Lo sabían bien los que en las quemas de libros arrojaban a las llamas La República, de Platón, ese pseudónimo de Azaña. Lo importante era reducir la palabra a cenizas. Y lo que ocurrió con ella, solo la tierra lo sabe. Vejada, torturada, despellejada. Le arrancaron las vocales de las uñas, las consonantes de los dientes. Violada por mercenarios “infieles” en nombre de una Cruzada. Ahogada con una piedra al cuello. Enterrada en el limbo. Palabra exiliada. Palabra entre rejas. Palabra pecado. Hasta no hace mucho, se hablaba de ella como una especie condenada a extinguirse. Como una solitaria rana de San Antón. Como los anfibios que detectan y sufren los primeros el calentamiento global. Tal vez fue esa condición de desaparecida, esa experiencia de muerta inquieta, lo que la convirtió en una especie que sueña hacia adelante. Muchas plazas de España se han llenado estos días de anfibios republicanos. Y ahí está la palabra en los labios, saltando erótica desde el rincón excéntrico. La República. En otro tiempo, esa España republicana ilusionó a generaciones de todo el mundo como una reserva de esperanza peligrosamente escasa. Si ha vuelto, con ese algo de bella y salvaje, no ha sido desde los discursos del poder. ¿Cómo es posible que la palabra más maltratada de la historia de España retorne como un lexema de simpatía, como un ecosistema solidario? Es una utopía realizable. Mientras se elogia la madurez democrática, negar a los españoles un referéndum tiene el alto riesgo de atornillar la monarquía como una imposición patrimonial. Un asunto de monárquicos.

Por MANUEL RIVAS 7 JUN 2014 00:13